6/7/20

ÚLTIMOS POEMAS EN LA ENFERMEDAD: "INTRODUCCIÓN A SUS SONETOS"



Son conocidos los sonetos que D. Rafael escribió en esos 36 días que estuvo ingresado en el Hospital de la Misericordia aquejado de una enfermedad mortal, que vivió ejemplarmente. Fue acompañado, y especialmente apoyado por su amigo y compañero en la parroquia de la Santísima Trinidad, D. Tomás Ruano, y visitado por multitud de personas a las que alentaba y sonreía.

Ocupaba una de las habitaciones de las actuales consultas que miran a la Alameda, la habitación 7, en la que pudo celebrar su última Santa Misa el día 23 de diciembre en el 38 aniversario de su ordenación sacerdotal. Pudo leer el evangelio y pronunciar la homilía en la que agradeció su vocación sacerdotal, y pidió por las vocaciones, la Iglesia y el Papa.  Había tenido que dejar de atender no sólo la parroquia, sino su capellanía del monasterio de San Vicente el Real.

Hasta once días antes de fallecer tuvo fuerzas para seguir componiendo poesía: el soneto Enfermo el 28 de noviembre, y los restantes sonetos En tus manos;  Ya voy;  Buscaré tu rostro, Señor;  No me lloréis amigos, los días 6, 9, 15  y 20 de diciembre respectivamente. 


En ellos aparece la enfermedad como rotura, decadencia, llanto, derrota, bancarrota, cruz, dolor. Su diálogo con Dios le lleva a centrarse en Él, sentir mejor su presencia,  aceptar el designio divino,  pedirle fortaleza,  buscar su rostro, darle gracias. También se muestra como un balance de su vida: le consagró sus primaveras, se sabe prendido en sus hogueras de amor, sembró cariño a Dios, espera alcanzar la locura de amor divino que estuvo buscando.

Hemos encontrado un folio manuscrito de D. Rafael sin título (le hemos dado el de Esta verdad, por ser su comienzo) y con correcciones, con 2 cuartetos y 4 tercetos, que bien pudo escribir en el hospital, como puede comprobar el lector: Estar curado, porque solamente/ tiene salud el hombre cuando cura/ en las mil dimensiones del encuentro/ Cúrame tu, Señor, besa mi frente, prende mi corazón en esa llama/ que eres Tú mismo, Manantial y Centro.

Al amanecer del viernes 31 de diciembre entregó su alma a Dios. La Misa de corpore in sepulto tuvo lugar en la iglesia de San Martín el lunes 3 de enero presidida por el entonces obispo de Segovia D. Luis Gutiérrez Martín, acompañado por el presbiterio de la diócesis, religiosos, y gran número de amigos y conocidos. Entre los cantos no faltó aquel poema de san Juan de la Cruz, patrono de poetas al que dedicó varios poemas, ¡Qué bien sé yo la fonte que mana y corre aunque es de noche!.

Sus restos mortales descansan en el cementerio del Santo Ángel de Segovia. Quiso merecer este epitafio: Su tiempo siempre fue Navidad;/ sus pasos, apertura de caminos; su mirada, sembradura de sonrisas; su corazón, hogar de la PALABRA. A modo de testamento escribió en su último soneto: Hemos de ser perenne primavera/ que recibe al Amor, tres veces santo/ Dios es Amor ¡sabéis! Y tanto, tanto, / que cata el árbol y lo recupera.

José- Miguel Espinosa Sarmiento