PURÍSIMA
Purísima la luz de tu sonrisa.
Purísima tu sangre poetisa.
Purísima tu casa inhabitada.
Tu lámpara de Virgen, decorada
con la firma de Dios, clara y precisa.
Tu voluntad libérrima, sumisa
para ser Su manjar y Su morada.
Danos, ¡oh Virgen!, tu pureza suma,
que nuestra luz herida por la bruma
deteriora las huellas del camino.
Danos, ¡oh Madre!, tu cariño humano
y toma nuestra mano de tu mano
hasta la cumbre del amor divino.