Dime que sí, Señor, que, poco a poco,
va creciendo mi gozo y mi locura.
Mi gozo de seguir tu senda pura.
Mi locura de ser tu amante loco.
No puedo así vivir. Y si te invoco
es para ser Contigo, sembradura.
Sólo tu Cruz me nutre y me madura
por eso con urgencia te convoco.
Dime que sí, Señor. Prende mi nada
en la llama cordial de tu mirada
y consume mi leño negligente.
Dime que sí, Señor, borra mi sombra
y recoge mi voz cuando te nombra
para decir “Te amo locamente”