15/3/23

ANTE JESÚS CRUCIFICADO








 ¡Oh Señor Jesucristo, que tomaste la carne

para curar, llagado, las llagas de los hombres!

¡Oh Señor Jesucristo, que clavas tus amores

en el vuelo perenne de la Cruz Redentora!

¡Oh Señor, que te inmolas como trigo inocente

para ser alimento que nutre nuestras vidas!

 

He de morir Contigo en mis muertes diarias

para vivir Contigo y encender otras vidas.

Iré desocupando mis desvanes oscuros

de todo cuanto impide que habites en mi alma.

Alumbraré las horas de mi sangre Contigo

para ser tu testigo de cristal transparente.

Sé Tú, desde mis labios, el verso de las flores.

Sé Tú, desde mis ansias, el vuelo de las aves.

Sé Tú, desde mi nada, el Todo que consuma

la esperanza del hombre herido de cansancio.

 

Conviérteme, Señor, a la sonrisa franca

que me haga mensajero de tu cariño humano.

Compárteme sembrando mi labor cotidiana

como semilla oculta en surcos de trabajo.

Despójame de aquello que me impide ser pobre.

Dóname en el esfuerzo de la pronta obediencia

que salva la unidad y la vida hogareña.

Inmólame cantando en la renuncia fértil

de hacerme por el Reino corazón indiviso.

 

Sólo Contigo puedo intercomunicarme

transfigurando al hombre y al mundo que me envuelve.

Sólo Contigo hallo motivo a la existencia.

Contigo resucito del dolor y de la muerte.

Contigo se liberan palomas en mi alma.

Contigo las estrellas sonríen en mi noche.

Contigo viven niños señalando tus ojos.

 

Gracias, Jesús, Dios mío. Te alaba mi pobreza.

Mi corazón Te canta con júbilo creciente

porque, sin merecerlo, me guardas a tu lado.