Dios esculpió tu ser de criatura.
Tomó de sus entrañas tu ternura
de su blancor, tu nieve de azucena.
Puso en tu cara la piedad serena
y en tu mirada, su mirada pura.
Tanto gozó la luz de tu hermosura,
que Te nombró: “María, Gracia Plena”.
Forma de Dios, poema que recita
la pluma de su sangre manuscrita
con letras de tu carne femenina.
Forma de Dios, forma de Madre, luna
que das al sol tu corazón de cuna
para brizar Su claridad divina.