Navidad se llama el frío.
Navidad se llama el
viento.
Navidad el sentimiento
Tuyo, suyo, nuestro, mío.
Emerge Dios con la nieve
y en la llama del hogar,
se ha hecho carne para
amar
en verso cercano y leve.
Le trae una Virgen Pura
en su vaso de cristal.
Alegría teologal
que fluye de su ternura.
Cuando Le miro y Le toco,
con El quisiera fundirme
y, en su locura vivísima;
y en su amor, volverme
loco.
Dios hecho carne, Dios
Niño.
Dios besando nuestras
venas.
Dios anunciando las penas
que cura con su cariño.
Navidad Con Dios presente.
Navidad para querernos.
Navidad para encendernos
mirando al Niño
reciente.
Hablas claro, Señor. Y
estás callado.
Estás vestido de la carne
mía.
El corazón entero de María
ha quedado en tu carne
consumado.
Ya me puedes hablar. Ya
estoy robado.
Ya no siento el rigor de
noche fría.
Tu locura me asombra y me
vacía
con tu carne de Dios
enamorado.
Hablas claro, Señor. Estás
diciendo:
“Sígueme si tiemblas, que
estoy naciendo
para sembrar estrellas con
mi Nombre.
No tengas miedo. Sólo soy
un niño
que mendiga tu llama de cariño
para encender el corazón
del hombre.