Te transita la luz y te ilumina
Reverberas,
humilde y sosegada,
el
verso de tu alma cristalina.
El
amor te pronuncia y te destina
a
nutrir la esperanza fatigada.
Eres
frescor de vida y alborada
en
acequia que canta y que camina.
Envidio
tu silencio transparente.
Envidio
tu latir sencillamente
esculpiendo
hermosuras en la rosa.
Haz de mi vida fértil aventura,
clara
verdad de primavera pura
que
por amor se funde y se desposa.
(San Pedro de Cardeña, 8- Julio- 1987)