SAN BENITO DE NURSIA
Europa luce tu fecunda huella.
Con tu blanca cogulla, eres estrella;
con tu negro sayal, su penitente.
Salvador de la
historia y su corriente,
manuscribiste su palabra bella.
Tu pluma monacal adorna y sella
el salmo gregoriano confidente.
Eres, Benito, verso
de la hondura,
paraíso de amor en la clausura
del claustro monacal con ruiseñores.
Vuelve otra vez,
Benito. Fertiliza
el corazón del hombre que agoniza
entre sombras y gritos destructores.