La torre del Santuario se vino abajo en el mencionado derrumbe de las rocas del año 2005. En ella había campanas, pero llevaban tiempo sin sonar. Elvira, la hermana del entonces Capellán del Santuario, D. José González Gozalo, quería su arreglo, que pudo llevarse a cabo. Con el gran desplome de rocas del año 2005 la torre campanario quedó destruida. Tres años más tarde se pudieron fundir algunos trozos de campanas para que sonaran de nuevo en las torrecillas de la fachada del Santuario. Necesitamos usar las campanas que siempre hablan para hermanarnos y para decirnos que Dios nos espera y en Él, en su regazo, se multiplicarán nuestras alegrías y se aliviarán nuestras penas.
Cantad, hablad por mí; mi voz no llega
a la sangre del aire que devana
vuestro gozo de luz en la mañana
o de paz en la tarde que se entrega.
Esparcid en los surcos de la vega
semillas de bondad. Que la besana
se engalane de fiesta sobrehumana
y aleje la tristeza muda y ciega.
Hay dolor en el hombre; no se escucha
vuestra voz virginal y misionera
llamando a la plegaria de consuelo.
Cantad, seguid cantando. Que la lucha
crujiente de la tierra prisionera
cese al oír vuestra canción de cielo.
Cantad, hablad por mí; mi voz no llega
a la sangre del aire que devana
vuestro gozo de luz en la mañana
o de paz en la tarde que se entrega.
Esparcid en los surcos de la vega
semillas de bondad. Que la besana
se engalane de fiesta sobrehumana
y aleje la tristeza muda y ciega.
Hay dolor en el hombre; no se escucha
vuestra voz virginal y misionera
llamando a la plegaria de consuelo.
Cantad, seguid cantando. Que la lucha
crujiente de la tierra prisionera
cese al oír vuestra canción de cielo.