BUSCARÉ TU ROSTRO, SEÑOR
El 15 de Diciembre de 1999, miércoles, llegaron los resultados definitivos. No había esperanza. Sólo un milagro.... Segovia amanecía nevada la mañana siguiente, fecha en que Rafael compuso este cuarto soneto.
Ya me vistes de nieve para el viaje,
ya me llenas de amor para el gran vuelo.
Este subir desde la tierra al cielo
requiere estar ligero de equipaje.
Este soñar oculta en el ramaje
ha vulnerado mi canción de anhelo.
He de verte, Señor, sin ese velo,
que cubre de tinieblas el paisaje.
Verte, Señor, y verte cara a cara;
descansar en tus ojos, en tu clara
mirada de cariño originante.
Ser, para Ti, hoguera que no cesa:
quedar en Ti perennemente impresa
regalando el calor de tu semblante.
Este subir desde la tierra al cielo
requiere estar ligero de equipaje.
Este soñar oculta en el ramaje
ha vulnerado mi canción de anhelo.
He de verte, Señor, sin ese velo,
que cubre de tinieblas el paisaje.
Verte, Señor, y verte cara a cara;
descansar en tus ojos, en tu clara
mirada de cariño originante.
Ser, para Ti, hoguera que no cesa:
quedar en Ti perennemente impresa
regalando el calor de tu semblante.