ROSA DE ANDALUCÍA
sembrada en España Centro,
y llevo dentro, muy dentro
sangre roja y mil colores.
La gracia en Andalucía
nos rebosa a borbotones
tenemos los corazones
llenos de luz y alegría.
En nuestro pulso torero
se hace arte el volapié.
En nuestra lengua el ¡olé!
Dicen noctámbulos serios
de rostro largo y ceñudo
que despreciamos el nudo
de retorcidos misterios;
dicen que atamos al viento
el azul de la sonrisa;
que disfrazamos de brisa
al huracán más cruento;
dicen que estamos “vestíos”
de savia y sangre gitana,
que encendemos la mañana
con alboroto de ríos;
dicen que las castañuelas
son llamas en nuestras manos,
que hacemos versos humanos
hasta del dolor de muelas;
dicen que alzamos la pena
a reinar en las estrellas;
dicen otras cosas bellas
enlazadas en cadena.
Pero nunca van al grano,
porque nuestra sangre en vuelo
es el gozo del anhelo
de un mundo alegre y humano.
Cantamos a las palomas
por ser arrullo de paz,
cantamos a la amistad
con manantiales de bromas.
En nuestras alforjas rotas
cabe “to” el mundo entero,
porque guardamos primero
el amor “bordao” con notas.
Somos patios de colores
regalando primaveras.
Somos corazón de veras
derramando sus amores.
Somos Giraldas en vuelo,
somos Mezquitas de
gloria,
somos Alhambras de historia
con romances de desvelo.
Somos saeta temprana
para rezar a la pena:
la llamamos Macarena,
Angustias, Rocío, Triana.
Llevamos en las arterias
sueños de nieve y hondura:
con ermitas en la altura
predicamos cosas serias.
Y encendemos luminarias
en el aire con los brazos:
bailamos: somos los lazos
que hermanan llanto y plegarias.
Que hermanan plegaria y llanto,
Andalucía y Castilla,
con una estrofa sencilla
con mi sencillo canto.
Porque este verso ha “nacío”
de una pluma de Segovia;
Almería se ha hecho novia
y yo, Rosa, he “florecío”.
He “florecío” colores
de una sincera amistad
por eso os digo verdad
si digo adiós con dolores.