ERES AMOR OCULTO QUE ME BESA
que impulsa mis latidos nutridores.
Tu pones en mi sangre ruiseñores
que me regalan su canción ilesa.
Eres amor de Padre que no cesa,
aunque el hijo le clave sinsabores.
Tus besos son remedios curadores
que donan redención de sangre impresa.
Me asombra tu cariño confidente:
mueres de amor crucificadamente
y matas de amor nuestro delito.
Es sublime, Señor, tu providencia
que conjuga justicia con clemencia
para salvar al corazón marchito.