por el canto de alondra en el olvido,
por el temblor del ciervo desvalido
y por el monte de color de cobre.
Te pido por el río: que le sobre
canción de verso claro y verdecido.
Te pido por el hombre “abastecido”
para que tenga sed y Te recobre.
Señor, mirando tu filial entrega
en la Cruz del amor, sólo me queda
pedirte corazón para quererte.
Que acontezca en mi alma la mañana
de luz resucitada y franciscana
para encender mi vida con tu muerte.