Sólo que soy feliz en tu Presencia.
Tú me enseñas, mirándome, la ciencia
del amor que me alumbra con vivirte.
Mi gozo teologal al recibirte
multiplica mis ansias de inocencia.
Se hace cristal de viva transparencia
mi pobre corazón para latirte.
Gracias, Señor. Estás calladamente
esperando cariño confidente
que diga todo sin decirte nada,
Este quedar tan
mudo en el asombro
quiere decir que soy, cuando te nombro
inefable palabra enamorada.
(Jueves Santo 1999, I )