porque son huella cálida de tu Bondad.
He quedado prendido en ellos y ellos en mí
como fusión de existencias hímnicas a tu cariño Creador.
No podemos morir, porque hemos amado
y el amor es cosa tuya, esto es,
eternamente viva en tu Esencia Infinita.
Prendido estoy
a las alondras, a las cigüeñas;
prendido estoy a los fresnos, a los enebros;
prendido estoy a los niños, a los ancianos;
prendido estoy a los ojos desvalidos y a los jubilosos…
Sálvanos juntos para una eternidad feliz en Ti.
Nada puede destruirse en el insondable misterio de tu Amor.
Me sumerjo ciegamente en tu Encarnación Salvadora.
Me recapitulo en Ti, Cristo, con todas las cosas,
prendido a ellas por amor,
como un himno de gratitud y alabanza eternas.