y descubro la luz de tu mirada.
Esta palabra tuya no manchada
silabea ternuras vegetales.
Van naciendo en silencio los rosales
donde mis ojos liban alborada.
Es un salmo mi vida enamorada
que recibe tu sol entre cristales.
Ingrávido seré mientras inciense
con cálido silencio cisterciense
el peso de mi carne caminante.
Porque volar en el silencio denso
es alcanzar la paz y el gozo inmenso
que abra al beso de tu luz creante.