Espada tu palabra precursora
abriendo sendas a la Luz divina.
Para la carne pecadora, espina;
para la buena voluntad, aurora.
Tu sangre, del Cordero sabedora,
testifica Su Luz, nos ilumina
como la flor al ciervo que camina
en busca de la fuente salvadora.
Bautizas con llamada penitente
y tu Bautismo vuelve transparente
la mirada del Hombre y sus olvidos.
Entronizas el Nombre del Cordero
con sílabas de fuego misionero
que brotan de tus labios encendidos.