Me llamas a vivir la cercanía
de sentir el calor de tu mirada.
Me llamas a pasar. Y tu llamada,
con urgencia de luz, me desafía.
Me llamas a cantar la rebeldía
de poner sembradura cuan nada
en el agrio sudor de la jornada
que hace fértil el sol de cada día.
Me llamas a volar, a ser la Pascua
que al frío leño lo convierte en ascua
que abrase corazones sin oficio.
Me llamas a enterrar mis paraísos
con tierra de sinceros compromisos
a tu servicio, Amor, a tu servicio.