Por los ojos de Dios, fuiste mirada
y su lumbre talló tu arquitectura,
que el Amor Infinito transfigura
cuando besa la tierra inmaculada.
El cielo de tu carne, fiel morada
que nutrió su Palabra en sembradura.
Se abrió tu corazón de criatura
y en su gozo quedaste devorada.
Devorada en su gozo, te donaste
para ser paraíso permanente
envolviendo su carne desvalida.
A Quien te hizo, Virgen, engendraste
y con besos de nieve confidente
quedó tu vida dándonos su Vida.