30/6/22

COMO LA HOJA


 




 

Contemplando las hojas

brizadas nuevamente por la brisa,

me he sentido feliz.

 

Soy una hoja tan leve como ellas.

Tan nutrida por las raíces sólidas del árbol.

Tan envuelta

por el aire en silencio acariciante,

tan besada

por el sol que calienta mis colores…

 

Integro en mí

tierra, aire, sol

para decirme vida.

 

Para algo sirvo:

para ser palabra

de barro y luz

armonizando mundos diferentes.

 

Nada soy desprendida de mi árbol,

nada, si el aire no me circunscribe;

nada, si el sol me deja de mirar.

 

De mi pobreza suma y mi grandeza

me habla la hoja humilde y hermosísima.

 

Por ella Tú me hablas, Señor,

porque Tú eres

mi árbol mi sol mi aire…

 

Y, aunque no necesitas mi latido

para vivirte en Ti,

me has convocado

a ser palabra- unión;

palabra necesaria

para compenetrar materia y alma.

 

Me sé de carne, Dios, me sé de peso,

necesitado de soporte- rama

que me alce sobre el suelo.

Me sé también de vuelo hacia los astros

con ansias transcendentes de lo eterno.

Como la hoja, leve poesía

de tu amor creativo, me confío

en tu sólido árbol, en tu aire

en tu cálido sol que nunca cesa.

 

Quiero asumir la creación entera

para nutrir paisajes en las almas.

Quiero ser gratitud, pura aleluya

que, a diferencia de hojas vegetales,

nunca padezca amarillez de otoño.


Cuídame Tú, 

cuidad mi levedad, 

mi pobreza, 

mi frágil decisión, 

para que nunca muera tanta dicha.  


 

El Parral - 9 - noviembre -1986