de sangre vertical y desbordante.
En vuelo vertical a las estrellas
con las manos abiertas al abrazo,
el corazón.
Vivir tu redención, quedan clavados
frente a tu carne rota y encendida.
Has escrito el poema de tu vida
con palabra solemne e inmaculada.
Tu carne mansa rota y traspasada.
No lo dudo, Señor: me quieres tanto…
palabra de carne traspasada
que tengo el corazón y la mirada
prendidos en tu sangre y en tu llanto.
Y no puedo llorar; gime mi canto
en respuesta feliz a tu llamada.
Traspáseme la lumbre de tu espada
para quererte sin saberme cuánto.