Eres torrente lindo que no mata.
Vienes de alto, Loli, como el agua
del manantial profundo de la cumbre.
Te rebelas, a veces, contra el cauce
que doblega tus ágiles galopes.
Salpicas primaveras con los ojos
y no lo sabes porque tienes alas.
Guardas tu corazón en las honduras
del Manantial divino que te nutre;
pero eres transparente y tu palabra
no tiene falsedades lacerantes.
Te das de balde y riegas la esperanza
cantando mientras sufres en silencio.
Junto a ti se está bien. Es pan de trigo
tu presencia sincera compartiendo.
Intuyes los gemidos de las flores
y besas, sin saberlo, su agonía.
Porque ese corazón, que tanto ocultas,
se te escapa, a menudo, del hogar
como niño travieso que se sale
a buscar aventuras en la calle.
Aventuras de luz y de servicio:
aventuras de frondas encendidas
por ruiseñores de gorjeo perenne.
Porque eres poetisa y no lo sabes.
Sin darte cuenta manuscribes vida
a borbotón de verso alejandrino.
Vas dejando al andar en cada huella
palomas mensajeras de alegría.
Construyes catedrales en el aire
con las piedras talladas de tu alma.
Y más y más milagros vas haciendo
sin enterarte nunca, porque eres
UN MILAGRO FELIZ DE AMOR DIVINO.