15/2/23

EN UN HOGAR ANDALUZ

 



 

En un hogar andaluz,

lleno de honradez sencilla,

ha nacido sollozando

una primorosa niña.

 

Ramona y Martín, sus padres,

la contemplan y se admiran

de la gran vitalidad

que tiene siendo tan chica.

 

La ponen de nombre LOLI

y estampan en su carita

un beso y mil cautivados

por su danza y por su risa.

 

Va creciendo poco a poco

en la tierra de María.

y crecen sus travesuras

y su fresca algarabía.

 

Todas las chicas la quieren

porque es una buena amiga,

aunque si se enfada mucho

de las coletas las tira.

 

Es activa y desenvuelta;

su madre de ella se fía

porque sabe que responde

como honrada mujercita.

 

A sus hermanos pequeños

los aconseja y los cuida,

aunque se escapan sus manos

y alguna vez los castiga.

 

Crece, sin casi advertirlo,

la bella flor de su vida.

Y Loli empieza a notar

miradas por las esquinas.

 

Casi la asedian los ojos,

casi se llenan de heridas;

pero, como alondra ágil

sube volando hacia arriba.

 

Hasta que un Mayo en el vuelo

un Lucero la conquista.

Pero, ¡entenderán los hombres

esas locuras divinas?

 

Se refugia en el silencio

y se apaga su sonrisa;

pero el Lucero del alba

no se aleja ni la olvida.

 

Llega a las tierras de Burgos:

Postulante agradecida

Y en el Noviciado esparce

borbotones de sonrisa.

 

Se hace música su nombre.

Se hace música su lira.

Se hace música su sueño

de ser misión compartida.

 

Y en Segovia se comparte,

tan sincera y decidida,

que hasta la alaban diciendo:

“Con los defectos predica”.

 

Sin embargo hay un defecto

que tener no debería:

Es “andaluza trocá”

porque la S cultiva.

 

Quiera Dios que de este error

se arrepienta y se corrija

para sembrar en el mundo

la gracia de Andalucía.

 

Esta es Loli y el poema

que va escribiendo su vida.

¡Una rebelde azucena

llena de amor y alegría!

 

Que sus padres lo celebren

y sus hermanos reciban

mi enhorabuena más honda

y mi gratitud sentida.

 

(Estos poemas son la humilde expresión de mi agradecimiento a Loli: Mª. Dolores Cobo Beteta*, porque en este difícil final del siglo XX, entrega para siempre, libérrima y feliz, su existencia a Jesucristo)

 

*Misionera de Acción Parroquial.