“Hágase”, mi Señor. “Hágase” el cielo
en mi tierra de carne adolescente.
Háganse las acequias de tu Fuente
en mis venas de niña con anhelo.
“Hágase” la ternura de tu vuelo
en mi brisa de aurora confidente.
“Hágase” el corazón de tu simiente
en mi surco de carne sin recelo.
Hágase en mí tu vida con mi vida.
Hágase tu presencia compartida
en carne de promesa y agonía.
Entra en mi ser, Amor. Haz que se abra
mi corazón entero a tu Palabra
que será toda tuya y toda mía.