Persevera Castilla derramada
para inspirar la urgencia de tu pluma.
Persevera la luz entre la bruma
y nace el corazón en tu morada.
Tu palabra está aquí, resucitada,
y en molinos de ensueño se consuma.
Nuestra carne de harina se hace espuma
de tu carne de trigo triturada.
Sigues viviendo, amigo, y nos alienta
a salvar el sendero desvaído
esa luz que florece de tu sombra.
Castilla manuscrita nos calienta
el corazón cansado y dolorido
que vuelve a florecer cuando te nombra.