Reciedumbre de lluvias y de nieves.
Robustez de huracanes y centellas.
Relicario de místicas estrellas
que en vosotras guardaron luces breves.
Domingos de Pasión y Santos Jueves
viviendo en este barro como huellas
de roja faz y confidencia bellas
besos de nido, hogar de plumas leves.
Tejas del templo, manos protectoras
de plegarias de paz adoradoras
que agradecidas miran desde el cielo.
Sin empleo de arroyos en altura
lloráis con sequedad la desventura
de estar amontonadas en el suelo.
(Rafael Matesanz mostró su oposición a cambiar el tradicional tejado segoviano, en la restauración de la Iglesia de Prádena de los años ochenta del siglo pasado)