Risueño y melancólico camino,
soy caminante con la luz al hombro.
Tan loco y tan sensato que me asombro
de conjugar lo humano y lo divino.
Soy arcilla caliente y peso neto
de luz en las entrañas. Mi locura
es ser barro y ser alma que perdura
declamando su amor en un soneto.
Don Quijote sembró su primavera
de huesos voladores, en la hoguera
de una lanza indicando las estrellas.
Yo, Quijote menor, sobre mi verso
desbrozo sendas hacia el universo
guiado por la sangre de sus huellas.
(Conferencia en la Escuela del Profesorado de EGB, 27.11.1976. Es verdad: como hombre, como cristiano y como sacerdote no me avergüenzo de ser caminante con la luz al hombro. Calificado a veces de loco, a veces de cargado de sensatez y siempre conjugando lo humano con lo divino y abriendo, para mis hermanos los hombres, sendas de salvación perenne)