Siempre gritando “Ven”, como los niños
gritan “mamá” con los ojos y con los labios;
como piden ayuda cuando lloran
buscando con sus manos indefensas
la mano de la madre.
Has de venir, Espíritu Divino,
a restaurar la pobre arcilla nuestra.
Has de llenar con dones alumbrantes
nuestra vasija oscura.
Has de verter en nuestra sangre triste
tu Alegría Increada.
Sólo así sentiremos la Palabra
ardiéndonos por dentro.
Será Jesús revelación gozosa
de la Verdad, la Vida y el Camino.
Gustaremos por Ti, saborearemos
el cariño infinito redimiéndonos.
Pondrás en nuestros ojos la ternura
que besa cuanto mira.
Sembraremos amor, porque Tú eres
Amor Fontal que nunca disminuye.
Ven, Espíritu Santo. Regocija
las entrañas cansadas de los hombres.
Ven, Espíritu Santo. Fructifica
los árboles estériles.
Declámanos el verso de la rosa
y el arrullo cordial de la paloma.
Ven, Espíritu Santo. nos quedamos
con la Virgen Esposa suplicando
que tu Amor nos posea y nos fecunde.