Vivo y serio de otoño en esta pena
que hace fecundos sueños esparcidos
como fecundos son los exprimidos
zumos de nuestra sangre humilde y plena.
Vuestra sangre de Dios o de condena,
según los hombres libres o rendidos
a la irracional pasión sean latidos
de amor o vicios en cadena.
Mi canto vivo y serio es la llamada
al hombre mismo que os cultiva.
¿Seréis dinero, vicio o esperanza?
No lo sabe ¿verdad? la inmaculada
cordial, amable y vegetal sonrisa
de esos ojos que sois en bella danza.
(soneto de afecto a la materia de la Eucaristía)