LÁMPARAS VEGETALES
está alumbrado
por múltiples y hermosas lámparas vegetales.
Los enebros, monjes
del bosque,
irradian perennemente
salmos verdeoscuros de luz silenciosa.
Los robles,
habitantes de la dehesa,
reclinados en la reciedumbre de la sierra,
hospedan en sus entrañas acogedoras
nidos de aves solitarias y confidencias de animales salvajes.
Los acebos, con
vocación de alegría navideña,
decoran la luz de su follaje con perlas rojas
Los chopos, bebedores
incurables de todos los arroyos,
galopan verticalmente
en viaje hacia la luz alta del cielo serrano.
Los álamos, desnudos
por la muerte, hieren el corazón
con la nostalgia de recuerdos luminosos y felices.
Piornos, retamas,
espinos, zarzas…,
todos, en tejido espléndido, cantan la hermosura de la
creación.
Yo me dejo alumbrar
por estas lámparas vegetales
y contemplo con ojos de asombro
la paz dilatada y sosegante que me regalan.
Me siento leve, sin
peso,
y vuelo a las alturas de la gratitud
para quedar manuscrito en un verso: “Gracias, Hermosura
Infinita”.
Mi corazón reposa, en
fraternidad cósmica,
recolectando la luz de mis lámparas vegetales.