SÚPLICA A LOS CAMINOS DE MI PUEBLO
Caminos de mi pueblo,
trazados a golpe de huella por mis antepasados,
siempre me conducís
a los espacios verdes que anhela mi corazón.
Me regaláis la paz y
el silencio, monasterio íntimo
donde anidan mis confidencias.
No os canséis de
señalar horizontes con mieses maduras,
con prados de verde sayal, con árboles en busca de cielo.
No os canséis de
vivir.
No permitáis que se borre vuestra humilde línea salvadora.
Despejad enzarzadas selvas de discordia.
Seguid tejiendo historias comunales.
Soportad en vuestras
sufridas espaldas
pasos serenos o galopes airados; pero no muráis,
porque el hombre necesita naturaleza viva para ser hombre:
la urbe aprisiona sus latidos como cárcel despiadada.
Os bordaron nuestros
antepasados, almas de fe y esperanza,
devolvednos su fe y su esperanza: orientadnos
iluminadnos, llevadnos en andas hacia donde siempre volvéis:
al dulce hogar donde la vida es reflejo de vida incesante.
Gracias, caminos entrañables
de mi pueblo.