En Invasión de Ti ve en el don de la Virgen un entrañable don divino. El joven Rafael que acostumbraba a pararse a la puerta de su parroquia en Prádena antes de llevar el ganado a pastar, fue fiel a esa costumbre practicándola en la Alameda del Santuario de la Fuencisla, queriendo compartir con nosotros cómo en la Madrugada en la Fuencisla se puede sentir… el corazón de Dios en la mañana.
he tocado el silencio con mis manos.
Los pájaros humildes y cercanos
abrían con la luz su sangre ardiente.
Amanecer de nido confidente
donde el amor redime a los humanos.
Se despiertan mil versos franciscanos
en el aire, en las hojas y en la fuente.
Venid conmigo, sosegad al mundo
con el silencio del amor profundo,
dejando penetrar su luz temprana.
Para sentir la dicha se requiere
abrirse a la esperanza que transfiere
el corazón de Dios en la mañana.