SAN AGUSTÍN, DESLUMBRADO POR LA VERDAD
La Verdad te buscó; tú La buscaste.
y entró su Luz llagando tu costado
y, llagado, en sus llagas te quemaste.
Todo tú, para amar, te doctoraste
en lámparas de grito consumado.
Quedaste en su Palabra embriagado
y en Ella, sumergido, nos llamaste.
Nos llamaste y nos llamas: iluminas
con sílabas humanas y divinas
para volar contigo a sus mansiones.
Gracias te damos, Agustín, amigo.
Siempre serás espléndido testigo
de Dios llenando nuestros corazones.