“Mirad los lirios cómo crecen, no trabajan ni hilan; y os aseguro que ni Salomón en todo su esplendor se vistió como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba del campo, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? (Lc. 12,24)
Somos hijos de
Dios, somos hermanos.
considerad los
bosques y los llanos
que acunan al
camino que pisáis.
Pinta el Padre
el color que contempláis;
siembra su
primavera en unos granos
fecundos,
virginales, casi humanos
de vida y de
latido. No temáis.
Mucho más que
los pájaros y flores
valéis
vosotros, niños con temblores
y miedo
errante que os vulnera y labra.
Hágase llama vuestro sentimiento,
alas de aurora vuestro pensamiento,
para hablaros así, filial palabra.