19/9/20

POEMAS SOBRE EL HOMBRE


NIÑOS
  
(…el niño, sonrisa de Dios a la humanidad herida y que siempre atrae mi especial atención: Rafael Matesanz) 


Desde que me conozco está mi sangre conjugada con los niños.
La pobre sustancia de mis arterias, simple tierra y agua, acaso nieve,
se modula en sus dedos inocentes escalando la altura de sus sueños cuando juegan.


Con ellos gozo, con ellos sufro:
he quedado huérfano o he muerto con ellos en todas las guerras de pólvora;
estoy pidiendo pan o arroz con todas las manos desnutridas
que arden sus tiernos huesos como ramitas desgajadas del otoño;
se manchan mis pupilas cuando alguien, diestro en homicidio de vírgenes,
lanza a los ojos del niño murciélagos de cieno;
se hiela mi sonrisa cuando los enfermos de tecnicismo retórico
clavan su aguijón en el gozo reciente del misterio intuido por el niño.

Sí, conjugado mi polvo con el niño
me sorprendo espontánea flor que ampara la sonrisa de Dios.

Por eso, con derecho os digo que somos más responsables del odio justificado
mientras el niño esté atravesando por lanzas adultas;
os digo que la paternidad está marcada con el sello divino y no son padres
quienes anudan como serpientes ávidas su biología; os digo -sin infantilismo- que estamos llagados de inmadurez si no sabemos jugar con los niños;
os digo que los niños hablan y lloran y mueren y apenas lo sabe el hombre;
os digo como llamada final, que, mientras un niño sea, está cerca Dios.