con mis sombras de tibieza.
Perdón, por esta pereza
que desertiza mi vida.
Perdón, si perdí cantares
en el ascenso a tu cumbre.
Perdón, por mi pesadumbre
que hizo charcos de tus mares.
Perdón, por tu mansa brisa
menospreciada en mi cara.
Perdón, por la sangre avara
que me robó la sonrisa.
Perdón, por la miopía
que me nubló tus estrellas.
Perdón, por plasmar en huellas
mi cultivada agonía.
Perdón, por el verso muerto
que no exhaló tu cariño.
Perdón, por el muerto niño
de mi corazón desierto.
Perdón, por la paz marchita
con temores infundados.
Perdón, por mis descampados
de soledad manuscrita.
Perdón, por el torpe olvido
de tu mansa intimidad.
Perdón, por tanta ansiedad
sin ansias de tu latido.
Perdón, por haber frustrado
las miradas trasparentes.
Perdón, por todas las fuentes
que a mi paso se han secado.
Perdón, Señor, por la impura
fiebre de mi corazón.
Bésame con el perdón
de tu infinita ternura.
(Febrero - 1980)