tan luminosamente como el gozo
del agua evaporada y trozo a trozo,
en donación de nube derramarme.
Besar la tierra seca y hospedarme
en fecunda humildad de oscuro pozo.
Dar a luz con ventura algún esbozo
de tiernas violetas y marcharme.
Sean otros altivas cordilleras,
rivalidad de loca arquitectura,
altavoces de música llagada.
Yo, pequeño, sembrando primaveras,
nutriendo la raíz de la ternura
y advirtiendo el calor de Tu Pisada.