tierra con Cielo, sombra con Aurora.
Si tu cariño, tanto, me devora,
mejor, Jesús, morir de tal herida:
derramar nuestra sangre compartida;
alumbrar esperanza redentora;
convertir en tesoro cada hora
con entrega total y sostenida.
Saldré ganando yo, porque recibo
tu mar de amor enteramente vivo
y yo, Te doy tan sólo denso lodo.
Pero sé que el contrato Te complace,
porque tu Reino se genera y nace
en la pobreza que Te ofrece todo.
(Contrato de amor con Jesús, II)