el Hijo de tu carne inmaculada.
Queda su paz fluyendo en tu mirada.
Queda su luz prendiendo nuestra vela.
Tu presencia materna nos consuela
y cuida nuestra alma lacerada.
Tu corazón de Virgen azulada
nos levanta en las alas de su estela.
Virgen querida, danos tu sonrisa,
danos el soplo de tu mansa brisa
que viene del Espíritu Divino.
Asciéndenos Contigo y con tu Hijo
que sólo en Ti sentimos el cobijo
del mismo Dios: Vida, Verdad, Camino.