Con pluma leve y aleteo de brisa
Dios escribió tu ser de criatura.
Quedó su forma impresa en tu figura
y su luz reflejada en tu sonrisa.
Era ya claridad de poetisa
con urgencia de dar tu sangre pura.
Pusiste el corazón en la escritura
y su Palabra se hizo en Ti precisa.
¡Qué fusión inocente de cariño!
El Poema de Dios se hace tu Niño
y Tú su cuna de cristal, María.
Siempre serás la Virgen escritora,
poetisa del “SÍ” y alumbradora
del Verbo cordiescrito en poesía.