Santa Rita de Casia, margarita
en el vergel de amor agustianiano.
Dios te llevó gozoso de su Mano
como madre a su hija pequeñita.
En tu frente, la espina manuscrita
-beso de Dios purísimo y temprano-.
Muerta quedaste al esplendor profano;
viva al Señor por siempre, Santa Rita.
Amaste, niña, joven, desposada…
Amaste, viuda, monja enamorada…
El amor fue tu aire y tu alimento.
Alúmbrenos la luz de tus auroras
para santificar todas las horas
amando siempre con filial contento.