Ven también a mi casa. Te recibo
como Isabel, con gozo confidente.
Contigo viene Dios, está presente
en tu seno materno nutritivo.
Hazme de Ti, de El, libre cautivo
del salmo que te alaba y que Te siente.
Dichosa por humilde y por creyente,
por dar a Dios amor contemplativo.
Canta en mi casa tu canción hermosa,
Magnificat abierto como rosa
que vierte gratitud en cada brisa.
Dame decir las altas maravillas
de Dios Amor, son sílabas sencillas
como la luz que fluye tu sonrisa.