Tanta bondad congrega tu figura,
tanto camino escribe tu pisada,
tanto lucero enciende tu mirada,
que cautiva mi ser de criatura.
Sé que eres Dios. Advierto tu estatura.
Sé que eres hombre: carne lacerada.
Enteramente asumo tu llamada
porque tu amor entero me madura.
Yo te sigo, Jesús. Y te prefiero,
aunque tu Cruz desnuda me convoque
para alzar la esperanza consumada.
Confío en Ti, Señor, porque Te quiero
y sé que Tú, con delicado toque,
harás de mi pobreza tu morada.