para quedar feliz en la alegría.
Te hiciste confidencia
y vertiste en mi sangre Tu Palabra
de nombre alborozante: Jesucristo.
Es mía tu Verdad Omnipotente
y mío tu cariño ilimitado.
Aunque mi sombra erguida y mi pecado
me quiera entristecer.
Tú me levantas
con mano de Mamá restauradora.
Aunque el dolor invada las raíces
de mi barro indefenso, me cobijas
con mirada aliviante y sonriente.
Nada ni nadie borrarán la dicha
de saber que me quieres.
En tu tierra de Ser Sobreexistente
se nutren mis raíces de alegría.
Cuanto más pobre soy, más alegría,
porque dejo más hueco en mi vasija
para que Tú lo llenes.
Capitán de alegría me declaro
y viviré para tejer las sílabas
abiertas, alabantes, adorantes:
amor de hijo, pan de mi alegría
mi cálida mirada.
Cultivaré las flores olvidadas
del corazón oscuro de los hombres
y les diré que existen primaveras
todavía en su sangre.
Contigo prenderé las esperanzas
del leño seco y de los ojos secos.
Lloraremos de gozo y quedaremos
en misión de cariño y alegría.