Estás con Él y en Él crucificada.
Paloma del dolor en alto vuelo
abrazando la tierra con el cielo
hecha perdón de lágrima callada.
De pie, junto a la Cruz, en tu mirada
permanece la luz hecha desvelo.
Caen estrellas de sangre sobre el suelo
que recoge tu mano traspasada.
El horizonte de tu amor se amplía
con la frase certera. Te confía
maternidad universal tu Hijo.
Tómame de tu mano, Madre mía,
y lléname de fértil alegría
habitando el hogar de tu cobijo.