María, tierra fecunda
donde Dios planta Su Viña,
arropa con su cariño
la divina cercanía.
Disfruta de Dios la Virgen
candorosa como niña.
Y en la casa de Isabel
declama sus maravillas.
Toda su canción es vuelo
de gratitud infinita.
Parece que su persona
presagia la Eucaristía.
Virgen alada que salvas
el corazón de las lilas,
danos tu beso de Madre
y tu ternura sencilla.
Haznos salvar horizontes,
de esperanza enardecida.
Que sembremos en la tierra
Su Verdad, Camino y Vida.
Haznos amables y fuertes
-encinas y margaritas-.
Apóstoles encendidos
que queman con la sonrisa.
Que nuestra luz se comparta
como sangre manuscrita:
siendo hogares del Amor
que libera y resucita.
MADRE, CONTIGO SUPERARÉ LAS DIFICULTADES.
MADRE, CONTIGO ESTARÉ ALEGRE Y COMPARTIRÉ ALEGRÍA.
MADRE, CONTIGO SERÉ APÓSTOL DE TU HIJO.
¡GRACIAS!