Y el verbo se hace carne y el camino
de paz hospitalaria se inaugura.
En la orilla filial de la ternura
besa tierra de hombre el mar divino.
Te quedarás hecho de pan y vino
para alimento de mi sangre oscura.
Encontrará motivo tu lectura
para salvar, muriendo, mi destino.
Dios hecho hombre, Dios que se derrama
nieve de paz sobre mi triste huerto
para nutrir mi corazón de llama.
Gracias, Señor, por fin estoy despierto
y mi voz florecida te proclama
oasis salvador en mi desierto.