30/8/22

CONOCES NUESTRO HAMBRE

 


 

Caminamos con hambre. Nuestros ojos

preguntan a la estrella y a la hormiga.

Anhelamos llegar a cualquier sitio

y, logrado este sitio, comenzamos

de nuevo a galopar sobre el anhelo.

 

Presentimos, buscando, un algo pleno.

Nos nutrimos con hambre del Gran Ser.

Tú, Señor, de más hambre te nutriste

aquella noche que corriste el riesgo

de darnos de comer tu Pan de Vida.

 

Sabías que el amor nos esperaba

en todas las esquinas del cansancio.

Ese amor encarnado eres Tú mismo:

Te hiciste hambre de que comiéramos

para saciar eternamente el Hambre.


(Amor Eucarístico 2)