Tú nos hablas, Señor, en confidencia
la cálida palabra de los seres:
El pájaro, la flor, la hierba humilde,
está siempre encendida que nos yergue
ser tu palabra limpia y creadora.
Pero la intimidad de tu presencia
nos faltaba, Señor, y nos la diste
al saltar al camino de la historia
para confidenciarte plenamente.
Llegaste de puntillas como un niño
en vasija de Madre virginal.
Estabas cerca, eras feliz, amabas
en gestos, en sonrisas, en milagros
en limitada arcilla que se cansa.
¿Qué más, Amor, Amigo, te quedaba
para volcar tu ser en nuestra vida?
Te quedaba la fuente del misterio
manando confidencia de tus manos.
Te quedaba la tarde y doce hombres
ceñidos por tu ausencia presentida.
Te quedaba el poema de la carne
y declamaste: Amigos no me voy,
me quedo entre vosotros al alcance
de los frutos sencillos de la tierra.
Tomad mi carne-pan, mi sangre-vino,
dejadme recorrer vuestras entrañas
para encenderos esperanza eterna.
¿Por qué dudábais como entre las olas?
El amor siempre tiene primaveras
de misterios inmensos y cercanos.
Vosotros que sois niños comprendéis.
Hacedlo en mi memoria. Poseedme
cuando os sintáis cansados del camino
y cuando el gozo de familia os una.
AMOR EUCARÍSTICO 1