“Ven, Espíritu Santo. llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor Emite tu Espíritu y serán creados. Y se renovará la faz de la tierra”
¡Ven, Espíritu Santo, ven.!
Nos faltas Tú, porque no tenemos en nosotros mismos el manantial de la Vida.
Las entrañas se nos vacían sin Ti.
Ven. Llena los corazones de latidos cálidos:
Que no quede ninguno sin tu Plenitud.
Que ninguno se reserve para sí espacios de sombra.
Que ninguno quede desempleado.
“Enciende en ellos el fuego de tu amor”:
Enciéndete Tú mismo que eres Amor Inconsumible.
Hemos nacido para el amor y sin amor no vivimos. Vívenos Contigo.
Emite en nosotros tu Verdad Substancial y creadora.
Necesitamos nueva tierra: ésta no sirve. Que cambie su faz, su rostro:
que tus sacerdotes sean entusiasmados vasos comunicantes de tu Gracia;
que tus religiosas se realicen en dimensión materna y fraterna
hechas coherencia de obras y sonrisas;
que las familias se enorgullezcan de florecer niños;
que los jóvenes no adulteren su innata generosidad;
que los ancianos, Contigo dentro, canten al Niño-Salvador, como Simeón,
y encuentren sentido al inicio de la vida en la muerte.
Te necesitamos, Espíritu Santo, para que se renueve el rostro de la tierra.
¡Ven, Espíritu Santo. Ven!